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  • La segunda objeci n est relacionada al funcionamiento del

    2018-11-13

    La segunda objeción está relacionada al funcionamiento del mercado de valores respecto al gasto de la inversión. Desde esta perspectiva, el mercado de valores no es un espacio de financiamiento ex-ante de la inversión productiva, sino más bien una fuente de generación de liquidez para activos ilíquidos, que opera en el periodo de realización de la inversión, o sea, después de haberse construida la inversión fija (Chick, 1986). En este contexto, la función del mercado de capitales es alargar el plazo de las deudas y permitir pramiracetam las corporaciones no financieras y, de manera muy relevante a los gobiernos, mantener sus gastos sin limitaciones de financiamiento en tanto puede posponer los pagos (rolling over) y garantizan liquidez a dichos agentes. Entonces, habría que proponer una regulación del mercado financiero para limitar las operaciones especulativas, particularmente los efectos de las burbujas financieras y, eventual estallido, sobre la actividad productiva.
    La intervención económica gubernamental: un análisis de la economía mexicana La hipótesis sobre la efectividad del gasto público en el crecimiento económico se verificará en el contexto de la economía mexicana, tomando en consideración las últimas dos décadas del periodo de crecimiento acelerado de la era de industrialización por sustitución de importaciones (isi), que comprenden los años 1960 a 1982; la cual se contrapone con el periodo de desregulación, globalización y financiarización, que inició con la crisis financiera de 1982 y la recesión económica de 1983, abriendo un largo periodo de fragilidad financiera, con tasas de crecimiento muy bajas en la década de 1980, una crisis financiera en 1994, con su respectiva recesión económica en 1995, pramiracetam la cual volvió a ocurrir en 2009, provocado por la segunda gran crisis financiera internacional de los países desarrollados.
    Conclusiones En los países en Desarrollo, la imitación de las políticas fiscales, independientemente de su contenido, provocó desequilibrios estructurales, que generaron grandes déficit fiscales y crecientes endeudamientos externos, que se abultaron fuertemente con el incremento de la tasa de interés internacional. En un primer momento, no se cuestionó el despliegue de déficit fiscales con los crecientes desequilibrios de la cuenta externa, ni se buscó que el sector privado incrementara el gasto de la acumulación, para acelerar el ingreso. Se prefirió otorgar grandes concesiones al capital extranjero, no aumentaron los impuestos y se garantizaron altos rendimientos al sector doméstico, independientemente de su productividad, sin garantizar que recirculara el gasto público a la economía, ni ampliar el mercado interno. En un segundo momento, en el periodo neoliberal, el pensamiento liberal apoyó casi cualquier déficit, guiada por el gasto programable, independientemente de sus contenidos y de los desequilibrios estructurales de la economía. No se evaluó el impacto del gasto público sobre el crecimiento económico, incluso bajo condiciones de equilibrio fiscal. Los desbalances estructurales de la economía, específicamente las continuas fugas del multiplicador del ingreso y los crecientes costos financieros, (incluso con reducidas tasa de interés) no fueron motivos de consideración crítica.
    Introducción En un libro de reciente aparición sobre el rol que desempeña el espacio en el pensamiento económico, Asuad Sanén (2014, 34) se resume que en la ciencia económica “la concepción de espacio y su vinculación con la actividad económica, prácticamente es desconocida y simplificada”. Del mismo modo, Valdivia López y Delgadillo Macías (2013, 11) hacen constar que “tanto geógrafos como economistas, a pesar de estar discutiendo e investigando temas semejantes desde una perspectiva regional, mostraban en lo general poco interés en discutir entre ellos mismos sobre qué los podría identificar como investigadores sociales”. Tales evaluaciones críticas de las no-relaciones entre la ciencia económica y la geografía no son nuevas. Es bien conocida la observación burlona de Isard (1956, 25-26) cuando dice que los economistas se instalaron cómodamente con sus teorías y modelos en un “wonderland of no spatial dimensions [...] a one-point world”, en el que “all factors and producers, commodities and consumers are, in effect, congregated at one point”.